miércoles, 25 de septiembre de 2013

el tiempo de las mil citas

Ya van casi cinco meses desde mi separación con mi anterior relación y aun siento que estoy mas perdido desde cuando me sentía perdido por no tenerlo a mi lado.  Comencé un estrepitoso e incalculado tiempo de conocer cientos y cientos de hombres nuevos.  Gracias a esta aterradora tecnología podía acceder a ciertas aplicaciones donde con una simple foto y llenar unos datos de tu vida podía contactar hombres de cualquier tipo, musculosos, gordos, felices, aquellos que se sienten divas, otros que no tenían foto porque dentro de su closet no se permite la evidencia, otros que solo querían diversión, en fin, cantidades de posibilidades que me permitían llegar a un mercado poco explorado durante cuatro años, que hacían de mi vida un nuevo festín donde las citas a ciegas serían esas protagonistas maravillosas que me llevarían al santo grial de las relaciones, conocer a the one como lo llaman mis queridas Susana y Elvira.  Con lo que no contaba es que eso se me iba a salir de las manos, no pude calcular cuantos hombres llegue a conocer, conté tantas veces mi historia de mi relación pasada que se me pegó tanto a mis palabras que ya parecía como una de esas fábulas de antaño con la que te calificaban español en quinto de primaria a fin de año, paseé tantas veces por lo mismo que empecé a crear un hábito poco seguro para mi corazón, tenía que llegar a la meta, conocer a aquel que me sacara del latergo y me demostrara que era posible, pero la verdad es que después de tantos cafés, comidas, idas a cine y moteliadas comprendí que nada de eso puede llevarme a ese lugar en el cual quiero estar, eso solo puedo comprenderlo yo solo, con caídas, con risas, con miradas, eso tiene que construirse desde un deseo, no con unas pocas palabras en la pantalla de un computador donde te describes de forma absurda con un cuanto mides, como te gusta que te lo hagan o eres activo o pasivo, todo eso solo hizo que me perdiera en un tiempo sin tiempo, en dias grises donde paso a paso se consumian mis ganas de querer y de sentir.  Recuperarme de todo esto me costara varios moretones, varias cicatrices, pero aún así creo que nunca dejaré de creer en la posibilidad de amar, nunca dejaré de sentir amor, de sorprenderme y de ser feliz.  De eso se trata la vida... de amar

No hay comentarios: