Siento
que todas las emociones que pueden emanar de un suceso o de un tiempo no
especificado están viniendo hacia mí como ráfagas de viento. Algunos dicen, los que son amplios
conocedores de las energías y los centros de poder en nuestro cuerpo que las emociones
son viscerales y por eso se ubican justo donde está el estómago, me imagino
entonces que por eso cuando estamos decepcionados en cuanto al amor ni siquiera
se nos cruza por la cabeza comernos cualquier bocado, sentimos que las pocas
mariposas que alguna vez se sintieron están muriendo o siendo cremadas y que ni
siquiera queremos pensar en algo más que en nada. Ahí justo donde guardo la comida por un breve
tiempo se me revuelven sentimientos que aún no se descifrar, o por lo menos eso
es lo que me quiero hacer creer, para pensar que todo está bien, que todo anda
bien. Pero como obviar lo inevitable,
estoy seguramente en esa etapa de la vida en la que piensas que ya no estas lo
suficientemente joven como para probar de todo cuanto puedas pero tampoco estas
tan viejo como para no hacerlo. Tengo
una profesión que muchos envidiarían, una relación que muchos otros tienden a
suspirarla porque creo que cuando dices que llevas cierta cantidad de años
aquellos que no han podido lograrlo sienten que eres una especie de súper héroe
por mantener el sentir vivo y aflorado, pero con todo esto, con tu carrera, tu
familia, el amor que te acompaña tengo en muchas ocasiones eso que alguien hace
algún tiempo denomino “la desazón suprema”, un vacío existencial que te deja al
borde de la carretera sin encontrar un buen paraje por un buen tiempo, sientes
que tienes mucho adentro de vos que aún no ha salido y ruegas a los años por
venir que sean clementes contigo y dejen que te goces la pasión por hacer lo
que te haga reír, lo que te haga suspirar, que te dejen amar con esa locura de
la que hablan las grandes y decepcionadas divas de la música de plancha y poder
llorar un buen amor para después tenerlo de nuevo contigo, que puedas hacer
todo por los otros y tener la gratificación de haber regalado un pedazo de tu vida para que otros puedan vivir
de una forma distinta, todo esto se resume en una valiosa palabra a la que le
he sacado el cuerpo pero que ahora creo que me tomo por sorpresa: pasión. Por todo, pasión al abrir los ojos en la
mañana y ver que todas esas imágenes no me las invento sino que son reales,
pasión al escuchar la voz de la persona que amas y agradecer porque está con
vos un día más, pasión al regalar una bonita sonrisa cuando curas un dolor o
embelleces a alguien, pasión por luchar con todo lo que tienes por aquellos que
te aman, que tiene tu sangre, la sangre de tu vida, pasión por querer más, por
alimentarte de nuevas experiencias, nuevos retos, sin olvidarte nunca de que
estas hecho y que es lo que te gusta soñar.
Queridas emociones: ustedes
gracias por ser un aviso de falta de gasolina en mi vida, sin ustedes no les
quepa la menor duda no sería capaz de entender que debo cambiar o porque estoy
parado sobre esta tierra haciendo lo que decidí hacer. Ustedes son el bombillo que me indica que el
motor está fallando, sin ustedes no sabría para que quiero amar, a quien quiero
amar, de las cantidades no se preocupen, de esas me encargo yo, solo quiero
agradecerles con todo mi cuerpo habitar en ese chakra que ciertos días llamo el
del amargo sentimiento pero que no es mas que un cúmulo de sensaciones atoradas
en un cuerpo temeroso. A uno nunca nadie
le impide soñar, eso se hace gratis como también sentir, entonces, porque a
veces solo nos conformamos con imaginárnoslo y no lo llevamos a cabo. Desde hoy paso de la edad media al
renacimiento. Espero que no haya mucha
extravagancia en esta nueva etapa, lo que si estoy seguro es de que la pasión
que necesito la iré tomando y en pequeños sorbos, no quiero que se vaya nunca más,
quiero que me nutra los días por venir.
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