Nuevo corazón, corazón reparado

Si, he visitado el infierno varias veces, pero no aquel que nos pintan en hermosos cuadros de iglesias llenas de aquel oro rococo que odio, es ese estado demente en el que nos metemos cada que algo nos saca de este mundo.  Comenzando el año lo visité y creo que sufrí tanto como los condenados, eran muchos días de una desolación que uno pocas veces en la vida puede decifrar, pero creo que soy demasiado débil y entonces mis sentimientos se quiebran, no puedo imaginar una ausencia verdadera, una muerte que se lleve lejos todo lo que tengo. Alguna vez en una pelicula hermosa escuche que a la protagonista le daba por sentir ausencia por lo que aun no había vivido, por un matrimonio no hecho, unos hijos no tenidos, una vida soñada, le daba nostalgia porque ella recogía dinero para ponerse las tetas porque era prostituta y creia que las princesas cuando están lejos de su reino se marean, creo que esas palabras tienen eco todos los días en cada pedazo de nuestra vida, por lo menos yo también me imagino una vida llena de cosas bonitas, de risas, llena con todo aquello que sueño, que se proyecta detrás de mis ojos como en un buen cine, envejeciendo al lado de alguien, quien no quisiera eso, imaginar que el mundo cambia o poder uno entonces empezar a cambiar su mundito, la vidita que esta a su alrededor y que desde uno las cosas sean mejores.  A mis 27 entonces tengo que empezar a canalizar todo lo que me llega y digerir poco a poco cada instante que me sorprende y también saber a que me estoy enfrentando.  Ya estoy seguro que pude por fin reparar mi corazón después de ir al infierno, ya por fin puedo ver el cielo de otra manera, ya por fín lo puedo ver azul con muchos colores y siento que el sol me calienta y que la ciudad machine se mueve de la misma forma que antes. Tuve que pensar que mi vida tenía que recomponerse de alguna manera, pararme del suelo que lamí durante tantas horas y dejar de llorar porque ahí afuera en la calle había recompensas, angelitos de carne y de hueso que me deparaban junto a las cartas de tarot un bonito destino, tal vez el soñado, el vaticinado por un universo que no es negro, por los indios y los magos, ahí estaba la felicidad, en mi y en la que me producen los buenos desconocidos, los que quieren ser buenos y hacer con sus manos cosas bonitas.  Me he preguntado muchas veces:  de que estoy hecho??? porque a veces me gusta tanto esas cosas del amor y la felicidad que me asusta, creo que soy demasiado sensible, pero hay mucho para dar, mucho, de la vida y de lo que vendrá, ahora si creo en las almas gemelas, o por lo menos nos podremos vestir parecido y quedamos casi identicos, hay muchas maneras para poder ser almas gemelas, solo hay que tener la inspiración para poder amar, los buenos deseos y un corazón nuevo, un corazón reparado.