
Ya varios días sin escribir, me da un poco de pena reconocer que hay estados en los que no me salen las letras por las manos ni mucho menos pasan por la cabeza, pero como huir a la felicidad y darle la espalda si son esas emociones las que convergen luego en estas historias patéticas, por ser tan reales y humanas. La felicidad es constante, alguna vez lo había escuchado y sé que así lo es, pero tiene remolinos fuertes en donde nos encontramos con espejos inmensos donde lo que vemos es nuestro propio cuerpo de pie ante nosotros haciéndonos muecas, imaginarse depronto estar en el país de alicia, aquella que crecía, se volvía inmensa y no cabía por sus puertas, en aquel país de las mil maravillas en donde también te ves tu mismo con una pálida imagen semejante a tus sueños. Cuál es la idea de estar enamorado??, tener a alguien cerca para no sentir que te pega duro la soledad o de verdad amar a otro que se convertirá en el cómplice de tus deseos y hasta te los hará realidad??. Me siento entonces muy poco deseado, mareado, agotado, cerca de mis límites, en ciertos momentos no puedo dejar de observar cuerpos, cuerpos, miles de cuerpos que caminan por las calles exibiendo sus piernas, brazos, ojos, dientes, oh Dios! me encantan los bonitos dientes, riendo conmigo cuando con una mirada les expreso un pudor que ya no tengo, tengo un delirio casi patológico por el cuerpo masculino, por sus perfectos desperfectos o imperfectos?, por la esencia de la rica sexualidad que emanan sus poros sudorosos, por la rápida eyaculación que brota de sus falos, por los encuentros intempestuosos y veloces, amo todo aquello que me conecta con el kitsch, con lo prohibido, con lo que me molesta, tengo que salir de esta urna que construyo por mis silencios, quiero ser tan autenticamente yo que a veces me pierdo de la secuencia y de lo hecho hasta ahora, me pierdo entre dientes y sacadas de muelas, me pierdo entre besos de quinceañera con mi novio y entre el desgano que le produzco, me siento poco deseado, me asusta, dentro de mi delirio, el delirium hombrens está esa sensación oculta por lo desmedido, por lo voraz, por ser como un lobo o un tiburon y devorarme a los hombres como aire.
1 comentario:
Pocas veces somos capaces de desnudarnos de esa manera, de definir con palabras no rebuscadas nuestros deseos más íntimos y las limitaciones que nosotros mismos nos imponemos. Fluir, fluir, que dificil resulta casi siempre. Un abrazo
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